No existe una auténtica fiesta del pueblo sin la presencia del trabajo y de su fruto convertidos en elementos sagrados. Asimismo la combinación de trabajo cooperativo, sencillez, gratuidad, apoyo mutuo y juegos colectivos, unidos a elementos que nunca faltaban como el fuego o lugares naturales concretos donde desarrollar las actividades vinculadas a la diversión, conformaban un todo que se reproducía con asiduidad asociado al ciclo anual solar y lunar, o lo que es lo mismo al ciclo agrícola.
A pesar de que algunos de estos rasgos de identidad se han perdido, hoy en día se puede afirmar que no hay mecanismo social con mayor capacidad de convocatoria popular que la fiesta.
Daniel Boyano Sotillo
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